El Oeste imaginado por Cormac McCarthy está muy lejos de los tópicos que nos han vendido las películas del Oeste. Sus personajes son taimados, crueles, violentos y altamente egoistas. Es decir, desesperadamente reales. Por eso, la imagen de un carromato deja de ser algo inocente en sus manos y se convierte en un escenario de violencia y muerte.
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